Si no quieres ni debes ganar peso este verano, no creas que te toca quedarte sin disfrutar de los placeres que acompañan estos meses. Simplemente, tienes que aplicar a tus menús algunos consejos.
No lo vamos a negar: en verano solemos optar por platos fáciles y rápidos de hacer, o incluso nos decantamos por un simple bocadillo o compremos algo ya preparado. Además, el tiempo acompaña a organizar planes al aire libre, lo que nos lleva a comer fuera de casa la mayoría de los días.
Ante esta situación nos puede resultar complicado seguir con nuestros hábitos alimentarios, provocando un desequilibrio en la dieta. Se puede pensar que por unos días no va a pasar nada, pero lo cierto es que en verano “se suele engordar entre dos y tres kilos de media. La gente pierde un poco la conciencia de que tiene que seguir haciendo una vida sana”, apunta la doctora María Ballesteros, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Resulta paradójico que las semanas previas al verano la gente se cuide más de cara a la “operación bikini”, pero una vez que se pisa la playa, esa actitud cambia. Como explica la doctora, “el peso que se gana en verano no se pierde después con la misma facilidad. Y algo muy importante a tener en cuenta: al igual que las pérdidas, las ganancias de peso rápidas son muy perjudiciales para el organismo desde el punto de vista metabólico”.